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Por qué TikTok venció a Instagram

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Tik Tok es una red social que nació en China en 2016, llegando al mercado mundial en 2018, tras fusionarse con Músical.ly. Esta plataforma digital cuenta ya con 800 millones de usuarios activos al mes y está comenzando a ganarle el terreno a las redes sociales “tradicionales” (si es que puede decirse que hay algún tipo de tradición en este terreno):

La estructura de esta plataforma digital se basa, en su presentación formal, en Instagram; puedes darle “me gusta” a los diversos contenidos, comentar en ellos, compartirlos y seguir a sus creadores. Sin embargo, hay una diferencia en el contenido mismo: Tik Tok únicamente admite vídeos, frente a Instagram, que deja subir también fotografías. Esta limitación del formato es una de las claves del éxito de Tik Tok. La segunda es la inmediatez de su consumo: en esta plataforma, en cuanto un vídeo finaliza, se nos muestra directamente otro vídeo, y así infinitamente. El que los vídeos que se nos muestran estén predeterminados por el contenido que nos gusta no es algo realmente novedoso, y aunque podríamos hablar de que en Tik Tok el algoritmo “hila más fino” que en otras redes (sobre todo Youtube) no encontramos aquí más que una diferencia de grado.

La característica radical y que supone una innovación completa de Tik Tok con respecto a su padre y principal competidor, Instagram, es, por lo tanto, la inmediatez y verosimilitud del contenido que nos muestra. Inmediatez por motivos obvios: además de la continuidad ininterrumpida de contenido, que ni siquiera hemos de buscar, ya que es la propia plataforma la que nos lanza dichos vídeos uno tras otro, la presentación misma de la red está llevada a la máxima expresión de minimalismo. Cuando abrimos Tik Tok en el móvil (que, al igual que Instagram, está pensada para ser usada casi exclusivamente de esta forma) la interfaz no son más que pequeños símbolos en los márgenes de la pantalla. En Instagram, sin embargo, los bordes blancos enmarcan las fotos y los vídeos. Este minimalismo de Tik Tok hace que nuestra atención se sitúe casi exclusivamente en el contenido que estamos visualizando. Unido a la constancia de la exposición, esta red social se torna más atractiva para la atención furtiva que presta el usuario actual al contenido que consume.

Aunque puede ser interesante, el objetivo del presente texto no es tanto adivinar quién vencerá esta pugna, si Tik Tok se impondrá o si Instagram absorberá las características de la red social china (como ya hizo con Snapchat) derrotando a un nuevo rival por el camino, como ver qué nos muestra el éxito de Tik Tok del proceso de transformación que están experimentando las redes sociales. El primer punto, que es la pasividad y la continuidad del consumo, lo hemos analizado ya. En una sociedad que cada vez consume una mayor cantidad de información digital, y que dedica un tiempo mayor de su vida a esta actividad, está claro que quien cree un contenido más atractivo será aquel que ofrezca una mayor cantidad y un consumo más fácil. La pasividad absoluta del espectador en Tik Tok es una clara muestra de este proceso.

Nos queda, sin embargo, por analizar la segunda característica fundamental de TikTok: la diferencia de contenido. Efectivamente, creemos que no es baladí el hecho de que el contenido de TikTok esté conformado exclusivamente por vídeos breves, sino que está en la esencia misma de su éxito. Podríamos decir, incluso, que más que la brevedad de los vídeos (pues Twitch, red social en que se suben vídeos largos en directo también está creciendo exponencialmente), lo importante es que son justamente vídeos, y no fotografías.

Frente a la imagen, estática por esencia, el vídeo está situado en el movimiento, en el espacio-tiempo, aunque sea el espacio-tiempo artificial de la red social concreta. La imagen, por estar detenida, muestra una diferencia fundamental con nuestra vida cotidiana; marca una distancia. Cuando miramos un cuadro, estamos observando un objeto suspendido: esta suspensión del movimiento nos permite apreciar, conforme vamos observándolo, más detalles y perspectivas del mismo. Cuanto más miramos las Meninas, el cuadro se nos va paulatinamente desvelando, lo vemos de nuevas formas. La realidad en movimiento, sin embargo, nos impele a verla de un modo concreto. Es el objeto el que guía en su percepción. Por lo tanto, la fotografía de Instagram nos obliga a hacer una actividad de observación, valga la redundancia, más activa que en TikTok, donde el vídeo nos impone las pautas que debemos seguir. No vamos a decir que Instagram es un remanso de calma Zen, donde nos detenemos a contemplar meditativamente las imágenes. Todo lo contrario. Lo que yo quiero señalar es que, en la carrera por la inmediatez, TikTok es el paso siguiente y natural a Instagram.

Esta pasividad progresiva hace que nosotros, espectadores, seamos cada vez menos partícipes del flujo de información. Si le dedicamos gran parte de nuestra vida a este proceso, tendremos que nuestra existencia va paulatinamente haciéndose pasiva.

El contrapunto de esta pasividad aumentada reside, justamente, en la misma red social, pues en ella, además de espectadores, todos somos creadores de contenido. Es esta la clave del éxito que Youtube y Facebook supieron ver en su momento (y que estaba ya en la esencia misma de Internet): para que el contenido sea constante, deben ser los propios espectadores los creadores del mismo.

Por lo tanto, vemos que el progreso de las redes sociales está marcado por la constancia y rapidez del contenido, las cuales están posibilitadas por la creación constante de los usuarios. El flujo de información va acelerándose exponencialmente y va absorbiendo cada vez más partes de nuestra vida. Paradójicamente, buscamos en las redes sociales, que nos alejan de la realidad, algo cada vez más parecido a la realidad misma, pero delimitado por los algoritmos de cada red social y condicionado por nuestros “me gusta”.

En conclusión, indiferentemente de cuál de las dos redes sociales acabe venciendo (TikTok o Instagram) el desarrollo del tejido digital seguirá el mismo camino que lleva guiándole desde sus inicios.